¿Sabías que más de 40 millones de chinos beben habitualmente Kangfuxin Ye?
Yo tampoco.
¿Sabías que es un elixir de color oscuro que recuerda al té, sabor ligeramente dulce y con cierto aroma a pescado?
Como tú. Ni idea.
Y la definitiva.
¿Tenías alguna noción de que su principal “principio activo” es una cucaracha triturada?
Sí, la Periplaneta Americana.
Una especie de cucaracha, de las más grandes que existen, cuya mayor colonia en el mundo resulta ser una granja para su cría en Xichang, provincia de Sichuan, China. Más de 6.000 millones al año.
Una granja del tamaño de dos campos de fútbol y “dirigida” mediante Inteligencia Artificial, que optimiza más de 80 variables diferentes en cuanto a sus condiciones de vida con el fin de facilitar su reproducción al mayor ritmo posible.
No sé tú, pero yo me quedé en primero de elixires con el de Licor del Polo. Producto innovador, por cierto, desde sus comienzos, también a la hora de anunciarse al público, puesto que empezó apareciendo en prensa en su época y con copies como estos:
“Es siempre el Licor del Polo
de efectos tan excelentes,
que hace que todas las gentes
de España en cualquier contienda,
puedan enseñar los dientes
a todo el que les ofenda”.
O más elegantes, incluso:
“De coral y finas perlas
tu boca parecería
si con el Licor del Polo
te enjuagaras cada día”.
Llegado hasta aquí te estarás preguntando: «Pedro, ¿pero qué tienen que ver la medicina tradicional China, los elixires reconstituyentes o para enjuagarse la boca y el copywriting?»
Las fórmulas.
Fórmulas para fabricar extractos medicinales.
Fórmulas para colutorios bucales.
Fórmulas para escribir textos persuasivos y vendedores.
Cualquiera las conoce. Especialmente estas últimas, más en los últimos tiempos.
Quienquiera que sea puede usarlas.
Yo también las he utilizado. Y redactaré más emails y textos con ellas, seguro. Para determinados casos sirven de mucho. Para otros, de mucho menos.
Pon las keywords adecuadas en el buscador de Google y verás la cantidad de post que te encuentras hablando sobre ellas: AIDA, PAS, las 4 C´s, las 4 U´s, PPPP… Y de cursos con los que puedes aprender a escribir aplicando las más famosas.
No te cuento si haces la búsqueda en inglés.
Muchos de los copywriters web que vemos con asiduidad ahora en la red aseguran que su uso “es una auténtica cura milagrosa” -como hace el profesor Liu Yusheng de la Universidad Agrícola Shandong y Presidente de la Asociación de Entomólogos de la provincia de Sichuan (pero este lo cuenta en chino, claro, y sobre el extracto)- para los textos que necesitas para tu página web, en tus campañas de email marketing o en la comunicación comercial «de papel», de la de toda la vida.
En cualquier caso, lo que está claro es que para conseguir cualquier cosa con la escritura, y en lo que a ti te preocupa, ventas, lo primero que hay que hacer es conectar de forma genuina con el cliente, despertar sus deseos y llevarle a la acción. No hay otra fórmula. Mover al cliente potencial a realizar la acción que necesites. Con o sin ellas.
Así que si escribir te suena a chino y quieres reconstituir los textos de tu página web o que tus emails cobren un aliento mucho más fresco te puedes dar una una vuelta por aquí.
Seguro que juntos damos con ella.
Sí, con la fórmula.
Aunque no nos haga tan ricos como la cría de la Periplaneta Americana.