Fue de lo mejor y más útil (junto con el bádminton) que aprendí en la Universidad. Lo he practicado durante muchos años.
También tuve la suerte de poder presenciar y vibrar en el Palau Sant Jordi de Barcelona la primera vez que nuestro tenis ganó la preciada «Ensaladera«. Fue allá por el 2000 cuando Albert Costa, Juan Carlos Ferrero, Alex Corretja y Joan Balcells (luciendo sus peculiares patillas) alumbraron una nueva era para el deporte español derrotando en la final a los mismísimos australianos Lleyton Hewitt, Patrick Rafter, Mark Wookforde y Sandon Stolle.
Rafael Nadal, abanderado en la Final de la Copa Davis (Palau Sant Jordi, Barcelona, año 2000).
Y fue en 2004 cuando asistimos atónitos al nacimiento de una leyenda para la competición y el tenis mundial: Rafael Nadal.
Con la de ayer, 6 torneos de Copa Davis nos contemplan.
Y con la de ayer, se ha inaugurado una nueva fórmula para disputar la fase final de la competición, con el fin de hacerla aún más entretenida y espectacular. Una semana, 18 selecciones nacionales compitiendo en una única sede, 3 partidos… No entro en detalles, que igual no te interesan.
O lo que es lo mismo.
Un formato para vender más y mejor semejante espectáculo. Y por ende, hacer ganar más dinero.
Lo mismo que sucede con las tan cacareadas fórmulas, que tanto interesan a quienes se inician y forman en el copywriting, y tan de moda en el mundo de redacción de textos persuasivos, especialmente en el entorno online.
Los redactores las utilizan -existen desde siempre- para vender más, mejor y para hacer ganar más dinero a los clientes para los que trabajan.
Que si la de Joseph Sugarman, AIDA, PAS, PPP, PASTOR, «Soy leyenda», BAB, «los 7 fantásticos», SSS, la carta abierta, «a forest», CCCA, BCB, FAB, etc. (No, no te estoy puteando. Si tienes curiosidad, introduce las siglas o palabras en el buscador junto a las palabras copywriting y fórmulas. Averiguarás en qué consiste cada una).
Lo que sucede es que con esta moda -y negocio para algunos- de enseñar y formarse en escribir textos que vendan como alternativa profesional para muchos, están surgiendo una selección de campeones de la Copy Davis del copywriting cuasi clónicos.
Cuentan lo mismo.
Escriben y se describen igual en sus páginas web.
Venden lo mismo.
Campeones de la Copy Davis sin apenas experiencia, bagaje y trayectoria profesional en la redacción, mucho menos en la creativa, que no han ganado nada ni a nadie.
Una ensalada de profesionales derivados de los más diversos sectores, sabrosamente aliñados con unas pizcas de emprendedurías, startupismo, profesionales por cuenta propia y todo ello convenientemente emplatado para presentarlo a la mesa de los negocios online.
Con esto no quiero decir que no los haya buenos y muy buenos. Y por supuesto bien reconocidos entre ellos mismos.
Pero sí que se está creando una burbuja, a mi modo de ver un tanto artificial, en paralelo a una profesión -la copy creativo publicitario o redactor creativo– a la que no alcanza la labor de estos copywriters o redactores web de nuevo cuño.
En las agencias de publicidad no saben de qué fenómeno les hablas cuando les hablas de estos fenómenos. Y estos fenómenos no entienden a quién te refieres cuando les explicas en qué consiste la figura del creativo copy de toda la vida y su trabajo.
El que además de escribir y redactar para vender o persuadir, trabaja el concepto, la idea.
Conclusión: confusión.
¿A qué idea quiero que llegues entonces? A que si quieres ganar con tu servicio o negocio web necesitas profesionales curtidos en todo tipo de canchas, de agencias de publicidad con todo tipo de marcas y tamaños de clientes.
Copys que además de entender de fórmulas tengan una idea (o varias) clara de las cosas.
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